jueves, 14 de abril de 2011

Un poco de Historia Argentina: la Revolución de Mayo

Evolución política del gobierno revolucionario de 1810 hasta 1820

Suele decirse que es más fácil montar un tigre en llamas que una revolución. Esto puede aplicarse al caso de la revolución de Mayo. Todas las revoluciones van tragándose a sus participantes de forma acelerada o lenta. El líder de hoy es el asesinado, o en el mejor de los casos, el desterrado de mañana. Toda dinámica revolucionaria, además de cambiar de modo más bien acelerado a sus protagonistas, también cambia las fórmulas de  gobernabilidad, que no debemos confundir con el tipo de gobierno (dado que, en esencia, el tipo de gobierno de la década revolucionaria, 1810-1820, fue el centralista o unitario). El siguiente cuadro permite visualizar para el período 1810-1820 las fórmulas de gobernabilidad empleadas, como asimismo sus principales características funcionales.


Fórmula de gobernabilidad

Período
Características
generales
Primera Junta
1810

Se trataba de un gobierno colegiado (ejercido por varias personas) formado por revolucionarios que eran porteños, o bien radicaban de forma permanente en Buenos Aires. Tenía facultades ejecutivas, legislativas y judiciales (o sea, las ejercía todas sin delegarlas a ningún otro poder).

Junta Grande
1811

Era también un gobierno colegiado pero compuesto no sólo por porteños, sino también por diputados provenientes del Interior. También tenía facultades ejecutivas, legislativas y judiciales.

Triunvirato
1811 – 1814

Se trató de un poder también colegiado, pero compuesto solamente por tres personas, de allí su nombre: triunvirato.
Las facultades legislativas no le correspondían, solo las ejecutivas.

Directorio
1814 – 1820

Se trató del poder ejecutivo concentrado en una sola persona, el director.


Antes de analizar las causas por las cuales se pasó de una fórmula de gobernabilidad a otra debemos conocer lo siguiente. La revolución de Mayo después de desatarse traerá consigo enfrentamientos de diferente tipo. 
En un principio, los ejércitos revolucionarios pelean en las provincias donde las autoridades (criollas y/o españolas) no quieren reconocer la legitimidad de la Primera Junta (casos de Córdoba y Asunción). A este tipo de lucha se agregará, en poco tiempo, otra en la cual las autoridades porteñas (centralistas) pelearán contra caudillos federales como Artigas, líder de la Banda Oriental del Uruguay (que por aquel entonces no era un país independiente sino parte del territorio virreinal que la Junta porteña decía representar). Este tipo de enfrentamiento (preludio del que sostendrán en las décadas siguientes unitarios y federales) es muy importante porque, como se verá después, no sólo se trataba de saber quién mandaba en la Banda Oriental (si la Primera Junta porteña o el líder federal Artigas) sino sobre todo qué tipo de gobierno debía crearse para gobernar todo el viejo territorio virreinal (si uno de tipo centralista o unitario en que sólo mandara Buenos Aires, o bien otro de naturaleza federal donde Buenos Aires compartiera el poder con el resto de las regiones y provincias).


Sabiendo ya que la dirigencia porteña de la revolución debió enfrentar diferentes cuestionadores de su hegemonía, podemos preguntarnos ahora: ¿Por qué se pasó de una fórmula de gobernabilidad a otra?
Para responder a esta cuestión debemos caracterizar más detenidamente qué es una revolución. Para ello, consignemos qué cosa no es una revolución: no es un plan trazado por un grupo de gente que está perfectamente de acuerdo en qué quiere y en qué debe hacer para lograr sus objetivos
Dicho de un modo muy esquemático, en una revolución encontraremos a representantes de aquellos intereses sociales privilegiados que harán lo posible por mantenerlos, al tiempo que también encontraremos representantes de los sectores oprimidos o postergados, quienes tratarán de poner fin a los privilegios que ostentan las clases dominantes.
Así, en los inicios de la revolución de Mayo tenemos dirigentes como Cornelio Saavedra que, desde su conservadurismo social, pretendieron congelar el proceso de transformación revolucionaria de la sociedad, mientras que otros dirigentes como Mariano Moreno trataron de volver el proceso más y más caliente. Pero a su vez, Saavedra y Moreno, cada cual a su modo, expresaba los intereses de una facción política que aspiraba a dirigir de modo hegemónico el proceso revolucionario (sea para congelarlo o para incentivarlo). Cada una de estas facciones (morenistas y saavedristas) se topó con problemas políticos concretos frente los cuales ensayó respuestas igual de concretas.

Continuará...












 




lunes, 11 de abril de 2011

¿CUÁNTO SABES DE IPC?

Multiple choice para autoevaluarse

1. ¿A qué tipo de entes se refiere los términos empíricos?
a) A entes imaginarios
b) A entes mentales simples
c) A hechos observables y experimentables 
d) Ninguna de las opciones anteriores 
    2. ¿A qué llamamos “proposición”?
    a) A cualquier enunciado observacional
    b) A la formalización lógica de un enunciado informativo
    c) A cualquier dato de la experiencia
    d) Ninguna de las opciones anteriores 

    3. Una proposición es tautológica cuando 
    a) En su enunciado afirma dos veces lo mismo
    b) En su enunciado niega una vez y afirma otra
    c) En su enunciado nada dice de contenido analítico
    d) Ninguna de las opciones anteriores
      4. ¿A qué mundo pertenecen los entes formales? 
      a) Al mundo de las sensaciones
      b) Al mundo de las experiencias controladas
      c) Al mundo de las teorías puras
      d) Ninguna de las opciones anteriores
        5. Cuando hablamos de “demostración” a qué tipo de razonamiento nos referimos 
        a) Al inductivo
        b) Al deductivo
        c) Al poético
        d) Al lógico-demostracional
          6.  ¿Cuál de los siguientes enunciados corresponde a las reglas lógicas?
          a) “Si llueve entonces me mojo. No me mojo. Por lo tanto no llueve”
          b) “Si llueve entonces me mojo. Me mojo. Por lo tanto llueve”
          c) “Si llueve entonces me mojo. No llueve. Por lo tanto no me mojo”
          d)  A y B son correctas

          7.  Un sistema axiomático es consistente cuando: 
          a) No es posible deducir los axiomas como teoremas
          b) El agregado de una ley no derivable al sistema
          c) No es posible deducir un axioma y su negación
          d) Ninguna opción es correcta
           
                         
                        


          LENGUAJE Y REALIDAD

          La relación entre lenguaje y realidad es una relación con historia dentro del mundo de la filosofía. Para Platón una cosa cualquiera del mundo sensible (por ejemplo un caballo) procede de una forma pura que es la idea de esa cosa. En consecuencia, para Platón el caballo que observamos en la realidad procedería de una especie de caballo ideal que habita en el mundo de las formas puras. A su vez, ese caballo ideal es algo así como una especie de molde perfecto en que habrían sido gestados todos los caballos imperfectos que habitan nuestro mundo material. Cada vez que en nuestro mundo miramos un caballo, nos enfrentamos con una suerte de depreciación material de la idea de caballo, es decir, todos los caballos del mundo material serían copias imperfectas del caballo ideal que vive en el mundo de las formas puras. De esta manera pensaba Platón la relación entre las cosas materiales y las ideas. Las primeras eran imperfectas y las segundas eran perfectas. Las cosas materiales cambiaban y eventualmente morían, mientras que las ideas permanecían inalterables y eran eternas. Para el filósofo griego las ideas eran la esencia de las cosas, por ende, una palabra como “caballo” contenía la esencia del animal real que llamamos de ese modo.
          Esta forma de pensar la relación entre las palabras y las cosas fue cambiando con el correr del tiempo, dando lugar en la Edad Media a la famosa disputa de los universales. En ella se enfrentaron dos posiciones: por un lado estaban los universalistas y por el otro los nominalistas. Para comprender cuáles eran las posiciones de cada bando, tomaremos un ejemplo de sus disputas, el llamado caso del “nombre de la rosa” el cual se expresa mediante la siguiente pregunta: ¿Cuándo decimos “rosa” estamos utilizando: a) sólo una palabra arbitraria y convencionalmente aceptada para aludir a una flor, o bien b) una palabra que es en sí misma un atributo del ser universal “rosa”?
          La respuesta de los universalistas es b), mientras que las de los nominalistas es a).
          Los universalistas creían, como Platón, en la existencia de una especie de cielo de las formas puras en el cual moraban todos los universales. ¿Qué eran estos universales? Pues ni más ni menos que las ideas de todas las cosas que existen. O sea, en dicho cielo vivía tanto la idea perfecta de la “rosa”, como la idea perfecta del “león”, de la “mesa”, del “ser humano”, etc. Y así como la rosa cuenta entre sus atributos el tener pétalos, tallo y pistilo, también cuenta entre ellos el tener un nombre compuesto por estas letras R-O-S-A. Este nombre no sería arbitrario y convencional, es decir, no se lo habrían puesto los seres humanos caprichosamente, sino que por el contrario, vendría incorporado en el ser mismo de la flor. Para que se entienda mejor la posición de los universalistas hagamos esta sencilla pregunta: ¿Un hombre cualquiera se llama “José” porque su ser mismo traía antes de nacer este nombre de vaya a saber dónde, o se llama “José” porque así le pusieron sus padres, quienes podrían haberle puesto otros nombres como “Enrique” o “Camilo”?
          La mayoría de nosotros dirá que alguien se llama “José” porque sus padres le pusieron este nombre, el cual es arbitrario pues no guarda ninguna relación especial con el ser humano que lo porta. Es decir, dicho humano sería exactamente el mismo si llevara otro nombre propio como “Enrique” o “Camilo”. Pensar de este modo nos acerca a la posición de los nominalistas, para quienes la rosa como flor (objeto material producto del reino vegetal) era radicalmente diferente a la rosa como nombre (entidad lingüística producto de la cultura humana). Y lo era, porque el nombre de la rosa no era un atributo que traía consigo la flor en cuestión, sino que sólo era una simple palabra convencionalmente admitida para referirnos a una flor determinada.
          Uno de los mayores nominalistas que dio la filosofía medieval fue Guillermo de Ockham (1298-1349) quien sostuvo que era absurdo pensar que al concepto de universal pueda corresponderle algo universal concreto, puesto que algo que es universal no puede estar presente en objetos particulares. Esto significa que no puede existir el universal “rosa” en el objeto ideal “rosa”, ya que no puede ser universal algo particular. Más aún, es totalmente absurdo pensar que el universal del término “universal” es un objeto particular: el “universal” ideal. De esta manera, Ockham rompió con el esencialismo de raíz platónica que pretendía que la naturaleza (que incluía al mundo de las formas puras) era la base para explicar el conocimiento universal. Este tipo de conocimiento existe, pero no está en un lugar humanamente inaccesible de la naturaleza (o sea, en ese mundo de las formas puras) sino que está en el plano intelectual (in anima). Para Ockham las cosas son de este modo:

          lo general sólo existe in anima
          sólo lo individual es real

          Al decir que lo general sólo existe in anima, Ockham nos está diciendo que las palabras son cosas generales que existen en el intelecto de los seres humanos, de tal modo que la palabra “caballo” es algo que existe en la mente de los humanos, quienes la usan para referirse a cualquier individuo real que se ajusta a la definición de “caballo”.
          Un esquema aclarará las cosas: